Sunday, October 30, 2011

Tres Duraznos por un Beso

Con una cara hecho de cuero, ojos que brillaba como

La chispa de una bomba, hombros músculosos fuertes como el toro, el olor de perfuma barata, y manos secos

el hombre que vende frutas en la calle Brasil sonrió.

Tenía todos tipos de verduras y todos tipos de frutas

que estaban común en este calle. Manzanas rojas y verdes, brócoli, morrones rojas y verdes, pimientos picantes y duraznos.

“A cuanto salen los duraznos?” Dije.

“Tres por un beso.” Dijo el hombre con la sonrisa de dientes.

“Tres por un peso? Que barato!”

“No. Tres por un beso.”

“No es tan barato.”

Se relamió por algo sabroso y dijo “¡ven aquí y deja que te dé un beso!”

Acerqué el hombre y podía oler el aliento de chorizo, ver los pelos cubierto con cera natural, y ya probar sus labios secos.

Nunca he besado un hombre antes.

Cuando nuestras labias se tocaron, sus labias secas

y mis labias jóvenes, yo estaba un prostituta. Con cada rithmo del lengua, sentí cada durazno. Tres lenguas por tres duraznos.

Por lo menos, eran besos, no pajas.

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